martes, 17 de mayo de 2011

La promoción de la AF en los adolescentes: ¿un conjunto de acciones o un verdadero plan de acción?

Muchas medidas se proponen y muchas se llevan a cabo en la promoción de la AF desde distintos ámbitos de actuación. Pero, en definitiva, estas medidas de promoción acaban dependiendo de los propios intereses de los jóvenes, de si la familia es receptiva, de si su grupo de amigos es físicamente activo, de si su escuela es un buen agente de promoción de la AF y la salud o de si vive en un entorno comunitario preocupado por todos estos aspectos.

La introducción del concepto de salud en el currículum de Educación Física, las distintas ofertas de actividades físicas extraescolares, el walking-bus o el bike-bus (agrupamientos con un guía adulto para ir en grupo recogiendo a los alumnos caminando o en bicicleta, a modo de bus escolar), la interdisciplinariedad de la promoción de la AF y la salud en la escuela, los días temáticos, campeonatos inter-escolares…, son actividades de promoción realizadas desde las escuelas.

Las sendas seguras para caminar o montar en bicicleta, la promoción del transporte no motorizado, los aparcamientos de bicicletas, la construcción de algunos carril-bici, los servicios de bicicletas con estaciones de alquiler en las ciudades, los parques públicos y sus dotaciones, la intensificación y facilitación de los accesos a los servicios ofertados, la cantidad y diversidad de pistas polideportivas, el asociacionismo en la promoción de la AF, los clubes deportivos, las escuelas deportivas públicas, los días del “deporte para todos” en las ciudades…, son algunas de las actividades realizadas desde el sector comunitario.

La publicación de guías para padres, para los propios alumnos, para los profesores y todos los responsables de la promoción de la actividad en los jóvenes son, junto con los estudios diagnósticos poblacionales o los grandes programas de intervención (por ejemplo la Iniciativa NAOS), algunas de las actividades de las administraciones nacionales y regionales para promocionar la AF.

Todas estas medidas para promocionar la AF entre la juventud son valiosas por sus formas pero insuficientes en su fondo. “Matar un mamut” (acabar con la inactividad) con palillos es casi imposible, o mucho menos probable que si todos los palillos se unen para formar una gran lanza, fuerte y consistente. Es fundamental un plan de acción nacional promovido por los responsables en los gobiernos que verdaderamente incida en el cambio social en cuanto a la actitud ante la AF y la salud. De igual manera que se ha prohibido el tabaco en los espacios públicos o se ha obligado a usar el cinturón de seguridad en los automóviles o el casco en las motos por motivos de salud individual y pública, es primordial crear políticas tanto o más agresivas para aumentar los niveles de AF entre la población. Según la información que aportan los estudios epidemiológicos, la obesidad y el sedentarismo, por sus morbilidades asociadas, “matan” ya a tantas personas al año como el tabaco y muchísimas más que los accidentes de tráfico. Si las investigaciones científicas y las opiniones y recomendaciones de todos los expertos van encaminadas hacia una verdadera revolución en cuanto a la necesidad de la AF en la sociedad para la promoción de la salud, y que es conocido que la inversión en AF repercutirá a largo plazo en una disminución de incalculable valor en el gasto sanitario, ¿a qué esperan los responsables para actuar en consecuencia?

¿No es de sentido común incrementar las horas de práctica reglada de AF para cumplir con las recomendaciones? ¿Quizás la EF debería tener más horas a la semana en todos los niveles del sistema educativo? ¿Es posible instaurar actividades físicas extraescolares en las escuelas públicas; obligatorias en cuanto a oferta y obligatorias en cuanto a la práctica de los jóvenes, aunque sea aumentando sus horas de permanencia en el centro? Si para hacer esto hace falta cambiar aspectos del sistema educativo ¿No se ha cambiado para otras iniciativas menos importantes que la salud? Es lógico pensar que sin inversión son poco probables resultados.

La escuela es el lugar que garantizará una influencia total a la población infantil y juvenil con la seguridad de la práctica continuada. ¿Por qué los niños y adolescentes no pueden tener el derecho de ser “obligatoriamente” activos desde sus primeros años? Lo que está claro es que no se puede dejar la responsabilidad en la voluntad individual de los jóvenes porque tal y como se evidencia en la actualidad no se cumple.

Si la AF está presente en cantidad y variedad durante todos los días escolares de los jóvenes, es más probable que nos encontremos con una sociedad activa cuando estos jóvenes sean adultos. ¿Es tan difícil legislar para que esto ocurra?

¿Por qué no se construyen, o se obligan a construir, carriles bici seguros en todos los pueblos y ciudades que garanticen el acceso por los menos a los colegios e instalaciones deportivas (o a cualquier lugar) con aparcamientos de bicicletas? No se debe olvidar que la bicicleta es el primer medio de transporte independiente de los niños en la vida. ¿Debería el urbanismo de pueblos y ciudades obligar a mantener más espacios verdes, abiertos y correctamente distribuidos en comparación con las construcciones de edificios? ¿Debería haber una legislación más clara y contundente al respecto?

¿Todas estas acciones son difíciles? ¿Requieren de esfuerzo, trabajo, tiempo, disposición, dinero y ganas de cambio? ¿Hay que modificar demasiados aspectos legislativos, financieros, urbanísticos…? ¿Para cuándo? ¿Quién debe tomar la iniciativa? ¿La sociedad? Sí. ¿Los expertos en la materia? Sí. ¿Los gobiernos? Sobre todo. ¿Quién legisla? La respuesta está clara. Como los gobiernos no se encarguen de construir la lanza, antes comentada, para “matar al mamut”, los palillos le harán poco daño.

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